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Embalse de La Sotonera desde Montmesa |
Dentro de dos años, en 1915, se celebrará el centenario de la publicación de la Ley de Riegos del Alto Aragón en el Boletín Oficial del Estado. Es un ambicioso proyecto de desarrollo rural, basado en la transformación en regadío de una importante superficie de terreno de las provincias de Zaragoza y Huesca. Parte de esta transformación se ha desarrollado con un proceso de colonización, creando quince nuevas localidades. Las obras necesarias para completar este programa, todavía sin concluir, han sido espectaculares por su envergadura. La ley de Riegos del Alto Aragón, no obstante, no era el primer intento de regar en estas tierras.
M.O., como corresponsal de El Diario de Huesca en Almudévar, firmaba una carta en el ejemplar del 4 de julio de 1876. En el texto aludía a los pantanos de Montmesa, como elemento clave para el desarrollo de la zona: “abrigábamos la esperanza de que con la construcción de los proyectados pantanos de Montmesa, pudiera cambiar de faz este suelo; pero esta obra tan cacareada, no la vemos pasar a vías de hecho, por causas que yo no conozco; pero que a todo trance debían removerse no perdonando sacrificios de ningún género para que fuera una verdad práctica su realización”.
Unos años después, el 3 de julio de 1882, el corresponsal de Almudévar, en este caso, sin firma, hablaba de “un gran pantano en Montmesa, que podría hacer regables las dilatadas llanuras de Almudévar, Tardienta, Gurrea de Gállego, Alcalá de Gurrea y de otros pueblos. Se levantaron planos, se hicieron proyectos, llegaron a celebrarse tratos y convenios entre lo que parecía Empresa y los futuros regantes; pero el pantano pasó a la historia en estado de proyecto”.
Un año más tarde, el 22 de mayo de 1883, en La Ilustración Española y Americana se aludía al proyecto del pantano de Ortilla, “el más importante” de una serie de proyectos para regulare caudales de agua en la provincia de Huesca. Estaba “proyectado por el señor Solana” y la zona regable alcanzaría las 7.000 hectáreas de terreno, “siendo susceptible de ampliación”.
El día 30 de septiembre de 1901 se informa del presupuesto de una serie de obras incluidas en el Plan de Canales y Pantanos. Los pantanos de Montmesa y de Tormos estaban presupuestados en 4.300.000 pesetas.
La Memoria del Plan de Riegos del Alto Aragón, entre los planteamientos de obras hidráulicas previos a este proyecto, indica que se había pensado establecer pantanos para riego con aguas del Astón y el Riel en una zona de 49.500 hectáreas. Así, el ingeniero jefe Miguel Mantecón propuso para el Plan de canales de riego y pantanos dos embalses, en Montmesa y Albored, con 8.500.000 y 8.000.000 de metros cúbicos respectivamente, alimentados con las aguas del Sotón y del Riel, el primero, y del Astón, el segundo.
Miguel Mantecón apuntaba la necesidad de regar la parte inferior del Sotón y llevar el resto del agua a Almudévar, Tardienta y, finalmente, a los Monegros oscenses, zona más necesitada que otra de los beneficios del riego. Posteriormente, Joaquín Cajal Lasala y Rafael Izquierdo enlazaron esta propuesta con el Plan de Riegos del Alto Aragón, creando el embalse de La Sotonera, que recibe aguas del Gállego y de los dos ríos citados.
El ejemplar de la Gaceta de Madrid de 6 de marzo de 1913, que publicó la aprobación técnica del Plan de Riegos del Alto Aragón, hizo lo propio con el rechazo a otro proyecto hidráulico situado en el entorno de Huesca. En concreto, se trataba de una propuesta para construir dos pantanos en Mezquita y Valcorba, de cara a regar términos de la plana oscense y la Violada. En concreto, se trataba de las localidades de Ortilla, Montmesa, Alcalá de Gurrea, Gurrea de Gállego, Almudévar y Zuera.
Embalse de Mezquita y Valcorba
La Gaceta de Madrid, el 1 de febrero de 1912, publica una Real Orden de 22 de enero, indicando que se solicitaba la aprobación técnica de un proyecto planteado por Tiburcio Alonso de Cisneros, para regar en Huesca y Zaragoza. La propuesta figuraba en un listado de iniciativas parecidas que buscaban acogerse a la Ley de 7 de julio de 1911, de auxilio para la realización de obras hidráulicas con destino al riego, que establecía seis meses para presentar proyectos.
La Gaceta, en su ejemplar de 6 de marzo de 1913, publica el rechazo a este proyecto en una Real Orden (1-3-12). En concreto, se desestima “el proyecto de pantanos de Mezquita y Valcorba A y B y riego de las vegas de los términos municipales de Ortilla, Montmesa, Alcalá de Gurrea, Gurrea de Gállego, Almudévar y Zuera presentado por D. Tiburcio Alonso de Cisneros y suscrito por el Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos D. Medardo Ureña, cuyo presupuesto de ejecución material asciende a pesetas 6.776.451,37, y el de contrata a 7.860.684,16 pesetas”. La Real Orden especifica que la decisión se toma al no estimar aprobable el proyecto la mayoría del Consejo de Obras Públicas. En concreto, el Ingeniero Jefe de Obras Públicas de Zaragoza habló en su informe de la “íntima relación que este proyecto del Sr. Cisneros tiene con el de los riegos del Alto Aragón”.
El Ingeniero de la División Hidráulica del Ebro rechazaba aprobar simultáneamente los proyectos de Cisneros y Romañá pero, si sucediera, consideraba preciso efectuar varias modificaciones en el primero de ellos. Hacía referencia a la ampliación de recursos hidráulicos con aguas de ríos próximos, ampliación de la capacidad de las acequias, modificación de su trazado, rectificación de la nivelación, sustitución de las fábricas de ladrillo en las galerías de las presas por hormigón, estudio completo de las compuertas de cierre es estas estructuras, supresión de una de las acequias proyectadas y reducción de la tarifa planteada. En este punto, el editor llamaba la atención sobre el hecho de que, “según este dictamen, para aprobar el Proyecto hubiera sido preciso tomar el agua de otros ríos y proyectar nuevamente las acequias en su trazado y capacidad, etc., con lo que el Proyecto quedaría variado tan por completo que en nada se parecería al presentado”.
Finalmente, la Sección de Aguas y Puertos del Consejo de Obras Públicas, por unanimidad, rechazó el proyecto, definiendo como “fantásticos” los volúmenes de agua mencionados en la Memoria. Se considera que no es viable el proyecto, ya que “sólo se dispondría de un quinto del volumen indispensable”. También llama la atención el informe sobre las deficiencias que presenta el proyecto sobre materiales y construcción de los diques de tierra, considerados la parte más importante de las obras planteadas. No entra a analizar si es compatible con el proyecto de riegos del Alto Aragón porque sería admitir el proyecto de Cisneros, algo que el informe ni se plantea por sus errores y diferencias entre la Memoria y la confrontación, si bien el “vicio esencial” era la falta de recursos hidráulicos. Este dictamen se publicó en el ejemplar de El Diario de Huesca el 15 de septiembre de 1913.
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Embalse de La Sotonera |