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Estas flores no tienen que ver con este escrito, pero me apatecía publicarlas |
Pese a las nuevas tecnologías y todos los aparatitos electrónicos que permiten la constante comunicación de nuestros jóvenes y adolescentes, todavía hay quien recurre a sistemas más tradicionales, como es el patio de luces.
Hola, dice el primero. Saluda el segundo y responde que sí a la pregunta de si hoy podría. Supongo que sería cuestión de ir o no a la piscina. La madre del segundo niño, por lo escuchado, dejaba a su hijo y la conversación seguía con las instrucciones que impartía el primero de los actores. Por cierto, según apuntaban los rapaces, las notas habín sido buenas. Me pareció entender.
Hace poco escuché una conversación cerca de casa en lo que no hace muchos años eran nuevas tecnologías: el portero automático. Aquí hay que concretar la hora para evitar hablar a la calle, pero la comunicación es alta, clara y barata, tal vez ausente de intimidad, pero para una urgencia siempre está a punto.
No obstante, la mayoría de reuniones de gente joven destacan ahora por el silencio como elemento común y la tendencia a bajar la cabeza hacia el teclado del móvil para ¿hablar con sus amistades? Pero, ¿no están ya juntos?
Bueno, cierro la ventana que los del patio de luces no paran de hablar.