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Pasear por una línea de ferrocarril abandonada no parece muy atractivo. Alguna traviesa grisácea y llena de arrugas en una postura inverosímil, el escaso balasto que permanece en su sitio, la línea recta que se adivina pese a la ausencia del material… pero a la vez hay sorpresas como este puente. Está en la línea Zuera-Turuñana, sobre el río Sotón, cerca de Gurrea de Gállego. Allí sigue en pie, como esperando esa ansiada reapertura de la línea Zaragoza-Pau por Canfranc.
En uno de los lados del puente están estas señales. Es difícil fotografiarlas en condiciones porque la maleza te impide colocarte en un buen punto para la instantánea. Se resisten a desaparecer, aliadas con el puente a la espera de recuperar el tráfico perdido en la década de los 70 del siglo pasado.
Más difícil lo tiene la señal que avisa sobre la cercanía de un paso a nivel sin barreras. Se adivina por la forma de la señal. Al otro lado del camino la cosa está peor. El árbol ha crecido justo delante de la señal, anulando su posibilidad de servicio. Ojo al tren.
Hasta las nubes parecen querer indicar el camino a ese ferrocarril que no llega, buscando el norte, como ya hicieran los romanos por aquí hace bastantes siglos. Me parece.