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Portaspana, sobre un cerro a la derecha, es un excelente mirador del valle del Isábena |
Portaspana en un lugar despoblado muy cerca de Graus. Su mismo nombre es muy curioso y su origen no tiene una única teoría. El escaso caserío ocupaba la cima y ladera de un cerro, desde el que se tienen excelentes vistas del valle del Isábena. Comunica visualmente con Graus y otros lugares estratégicos a lo largo de la historia de Ribagorza.
Al llegar a Graus, por las carreteras A-139 y N-123, le pregunto a un vecino por el camino a Portaspana y me comenta que debo cruzar el puente antiguo y tomar el camino hacia la izquierda. «No hay pérdida y está trillado porque pasea mucha gente por ahí», añade. Sigo sus instruccion.
Metido en el paseo, me encuentro con cuatro personas que regresan por el camino y me confirman la descripción anterior. Luego, el concepto «acaba la cuesta y llanea» tiene muchas lecturas. Para unos pasa eso en este recorrido, pero para algún otro se sube todo el rato. Pero es llevadero.
Hay señales de color azul y blanco, y otras de amarillo y blanco marcando el camino o el sendero en el desvío a la ermita de San Bartolomé. Y carteles con placas de metal de color verde que informan de direcciones, lugares, distancias y tiempo estimado. No hay pérdida y se proponen opciones diferentes para realizar el recorrido. Pero siempre hay alguien que prefiere seguir el mismo camino a la ida y la vuelta. Es lo que tiene el senderismo prudente.
En uno de los cruces del camino hay información sobre cómo llegar a la ermita de San Bartolomé. Salimos del camino unos diez minutos y llegamos a este edificio siguiendo las marcas amarillas y blancas.
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Exterior del ábside de San Bartolomé |
Manuel Benito Moliner divulgó la existencia de esta ermita en Diario del Altoaragón el 27 de octubre de 1996. En su primera visita le acompañó Justo Broto Salanova. En la foto que publicó todavía se veían las vigas que sustentaban una planta añadida sobre la ermita. De la primitiva construcción se conserva el ábside semicircular y los muros hasta el arranque de la bóveda, posiblemente de cañón.
En un momento indeterminado se levantó sobre esta estructura otro piso. En lo que fue templo se albergaba el ganado y en la obra nueva, se almacenaba el alimento o lo ocupaban personas que trabajaran con los animales o en los campos cercanos. Por ejemplo. Ahora todo el entorno está arbolado.
Llaman la atención el ábside y, sobre todo, los sillares del exterior, de dimensiones considerables. Manuel Benito afirmaba en su artículo que «la construcción no ofrece dudas: es un templo románico del siglo XII». Regresamos al camino, aunque existe la posibilidad de ir a Portaspana por sendero.
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Ábside de la ermita |
La primera imagen de Portaspana es una esquina de un edificio que sobresale entre la vegetación en lo alto de un cerro. Unas últimas lazadas y llegamos a nuestro destino final. Los últimos metros los podemos hacer por los restos del camino de acceso con cantos rodados en el pavimento y muretes de piedra a los lados.
No es el mejor año para visitar un despoblado. Una exuberante vegetación lo invade todo tras unos meses tan lluviosos. Por una senda entre maleza nos acercamos a la parroquial. Es un curioso templo con «vestigios del XII» y recrecido en el XVIII, según se relata en blog Románico aragonés. El ábside primitivo pasó a formar parte de la sacristía o de una capilla con esa reforma. En la puerta de acceso se lee en el muro su advocación: Santa Margarita.
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Ábside romanico y torre de la parroquial |
Las casas de Portaspana, según recoge el blog
Despoblados de Graus, eran L’Abadía, Bllan, Garanto, Gaspá, Montanuy y Oncins. Montanuy era la más grande. Yo no supe entrar a comprobarlo, pero en la página web del patrimonio aragonés,
http://www.sipca.es, hay un reportaje fotográfico amplio sobre este inmueble. Al pie del cerro hay algunos edificios auxiliares junto a un cartel que indica que no están abandonados. Una última curiosidad. En la parte más alta del cerro donde nació Portaspana hay una círculo de cipreses.
Carlos Rizos, en su artículo «Toponimia de origen germánico en la Baja Ribagorza Oriental», publicado en el número 17 de la revista Alazet (2005), repasa el origen que han dado diversos investigadores al topónimo Portaspana. Desde un antropónimo germánico a su parecido con «puerta hispana», son varios los investigadores que han fijado el origen de esta palabra. Sea el que sea su origen, pensar en este lugar como la puerta de Hispania no deja de ser evocador. Con permiso del germánico que, tal vez, diera nombre al lugar.
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Restos de Casa Montanuy |
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