
La presentación de las restauradas arquetas de los santos Justo y Pastor permitió, el pasado día 18, disfrutar de un par de vistas de la catedral oscense que están fuera del catálogo habitual de imágenes. Una de ellas es del exterior del ábside, que en su interiror protege el retablo de Forment. La otra, del breve pórtico que atesora una portada románica, algo viajera por cierto, y enlaza el Museo Diocesano con el salón del Tanto Monta.
Caía la tarde y la presentación del trabajo se realizaba, precisamente, en el mencionado salón. Había que entrar por la Calle Palacio. Y allí esperaban ambas imágenes. Historia albergando historia para deleite de las personas que allí se dieron cita. Yo, además, disfruté de una breve lección de criterios restauradores a lo largo del tiempo que me regaló Toño Turmo. Gracias.
