
Un barranco, un pico, un pueblo… Un puente, un túnel… Cómo cambian las cosas. Lo que fue y lo que es Berroy, una despoblada aldea de Sobrarbe. Sus ruinas asoman entre los pinos en la parte alta de un monte al pie del cual se encuentra Lardiés. La nueva carretera de Sabiñánigo a Fiscal las puso en primer plano. Y tomó para un túnel y un puente el mismo nombre que tuvieron barranco, pico y pueblo. Es un buen destino para un paseo matinal.
El 21 de febrero seguía el veranillo que asolaba estas tierras desde hacía días. Así que era un buen momento para conocer esas ruinas. Dejé el coche en Lardiés, en uno de los pocos huecos que existen en un lugar también pequeño como población. Supongo que en el verano será más complicado.

Como no veo ningún cartel, pregunto en una casa y una vecina me indica cómo tomar el camino a Berroy. Hay que seguir por un sendero que sale junto a un cartel que prohíbe aparcar. Se da un pequeño rodeo y comienza el ascenso. La vecina me dio como referencia una cinta blanca, de las que delimitan espacio para el ganado.
Subo con la cinta blanca a la derecha y una valla metálica a la izquierda. Cerca, unos perros animan el paseo con sus ladridos. Se gana altura enseguida. Hay hitos de piedras y señales metálicas para senderistas con flechas indicando la dirección a tomar.

Aunque en la ida siempre se reparte el tiempo entre el andar, fotografiar y fijarse en las señales, en unos 40 minutos llegué a Berroy. No debe llegar al kilómetro y medio la distancia recorrida. Eso sí, la subida es intensa. Pero disfrutar del paisaje compensa el esfuerzo. Hay otra posibilidad de acceso que es subir desde Fiscal hasta Lardiés andando. Esto supondría un kilómetro y medio más de camino, aproximadamente. En la página web del Ayuntamiento de Fiscal hay información sobre esta ruta.

Es difícil ver Berroy. Estirado en la loma sobre la que se construyeron viviendas y edificios auxiliares, la Naturaleza recupera su espacio y la vegetación impide ver los restos. El más fácil de ver es el de la iglesia parroquial. Dedicada a San Ramón Nonato, es un edificio del siglo XVI con elementos de tradición medieval como los tres ábsides planos. Este tipo de templo, del que hay varios ejemplos en Sobrarbe, ha sido estudiado por Adolfo Castán.

Este autor ha publicado en prensa artículos sobre este templo desde 1982 hasta el pasado 2018. Lo vio y divulgó intacto, fue testigo de su deterioro y de ruina actual. La da mucha importancia por sus características ya que, siendo obra del siglo XVI, recoge un modelo «implantado en la ribera del Ara, a mediados del siglo X, por los monjes del monasterio de San Pedro de Rava».
A mediados del siglo XIX había abiertas en Berroy siete casas en las que vivían 28 personas. Así lo recoge Pascual Madoz en su célebre Diccionario geográfico, estadístico e histórico. Ya hace años que todas cerraron. Curiosamente, Madoz informa de que, cuando escribió el diccionario, había dos casas arruinadas de las siete mencionadas.
En Berroy se abastecían de agua en fuentes cercanas y con un pozo, que todavía está allí, fuera de uso, junto a la iglesia. Al lado está el pequeño edificio del transformador de la luz, obra realizada como se hacían entonces viviendas y graneros. En los trabajos previos al primer mapa del IGN hay dibujado un trazado de línea eléctrica desde Fiscal hasta Lardiés y Berroy.

En las pequeñas parcelas que con gran esfuerzo habrían ganado a la pendiente del monte, cultivaban trigo, centeno, cebada, avena y mijo. Criaban ganado lanar.
Conforme te acercas a Berroy, ves los tramos de camino entre muros de piedra seca que enlazaba Berroy con otros lugares, restos de muros que definían mínimas terrazas de cultivo y los primeros edificios auxiliares, ligados a la actividad agrícola y ganadera de las gentes que aquí vivían. Según Madoz, había en Berroy 38 cahizadas cultivables: 2 de la primera suerte, 14 de la segunda y 12 de la tercera. Además, había dos cahizadas de bosque y una de malezas.
Todo esto es historia y solamente podemos hacer volar la imaginación. Se puede dibujar en el aire un Berroy habitado… con excelentes vistas sobre el valle del Ara… Volvemos a casa.

