
Un archivo de fotos, en teoría, debería tener como mínimo una nota con cada imagen indicando fecha y lugar. Pero la teoría, a veces, no se cumple y uno se encuentra con dos diapositivas que llevan fecha, pero no el nombre del lugar o el edificio: es una iglesia románica en primer plano sin más referencia.
Una iglesia románica en Huesca… Casi nada. Consulté en el IEA con Paco Bolea y me comentó que por la forma parecía de la Jacetania. Menos mal. Acotar el espacio me permitió ver, finalmente, que era la iglesia de Ipas, muy cerca de Jaca. Tenía yo unas fotos del 2009. La restauración de la torre era el elemento más llamativo entre ambas fechas.
Por aquí estuvo José Cardús Llanas y publicó sus sensaciones en Heraldo de Aragón el 24 septiembre 1972. Este inagotable viajero consideraba que en Ipas hubo un castillo. A él pertenecería la torre de la parroquial, de aspecto más castrense que religioso: «esta torre tiene toda la pinta de ser una de las torres del castillo», escribió Cardús.
Fue más alta, pero parece ser que un rayo la derribó parcialmente en el siglo XIX, según relata Adolfo Castán en su libro «Torres y castillos del Altoaragón» (2004). Este autor data su construcción «entre fines del XI y siglo XII, en este último caso tal vez como secuela de los enfrentamientos navarro-aragoneses que a mediados del siglo XII afectan a Jaca y su entorno, con devastadores saqueos y destrucciones».
El templo adjunto es obra románica en principio con añadidos posteriores. Está dedicado a San Esteban y de ese primer edificio se conserva el ábside y la nave, según relata Castán. En la puerta actual luce un crismón. El edificio fue reformado en el siglo XVI, según se informa en la página web de la comarca de la Jacetania.
Las casas de Ipas se distribuyen en dos grupos, según su distancia de la parroquial. En algunos tramos comparten espacio las viviendas y los edificios relacionados con la actividad agro-ganadera de la zona. Desde el mirador que supone la iglesia, en una mañana de septiembre de 2009, el único sonido que rompía la tranquilidad era el de un rebaño que pastaba abajo, cerca de Guasa, que nos acompañaba al fondo desde el inicio del paseo. Una señora que pasaba por la calle me avisó de que iba a hacer mucho calor. Luego desapareció por la calle. Tenía razón. Ese día de septiembre hizo bastante calor.
