
La Olla de Estiviellas es un buen destino para una mañana senderista. Es un recorrido con salida y final en Canfranc y que supondrá unas cuatro horas de paseo por un paisaje muy atractivo. Enfrente de la estación internacional, junto a la iglesia, sale en sentido ascendente la calle Valle de Aspe. Enlaza con el Camino de los Ayerbe y el acceso a las piscinas. Aquí comienza el sendero. Está señalizado: es el PR 1.1.
Tomamos como guía la página web mipirineo.com, con texto e imágenes del recorrido, lo que facilita la excursión en algún momento de duda. Pero había suficiente señalización y tiempos de camino en cada señal indicadora.

La ascensión es constante, pero llevadera para los senderistas menos guerreros. Atravesamos un bosque que, a primera hora de la mañana en este verano, mantenía un frescor envidiado en la zona llana. Pasamos de largo en los desvíos a un par de miradores y seguimos ascendiendo a la Olla de Estiviellas. De vez en cuando veremos la estación internacional que, desde lejos, parece de juguete, completamente diferente a la magnitud que presenta e pie de obra.

Las dimensiones y colores de hayas o abedules, los extensos pinares, el manto de los arbustos y las flores sobre el suelo… las inquietas mariposas, los esquivos pájaros… Cada paso era una nueva sorpresa.


La comodidad del sendero, según explican en la página web que hemos utilizado como referencia era que fue construido para el tránsito de caballerías. Una parada parecerá obligatoria en un paraje denominado la Cola de Caballo.

El caudal de agua no es el mismo, según la estación del año, lógicamente. Un panel informativo nos ilustra sobre la estructura contra aludes allí existente y su historia.

En el continuo zigzag ascendente hay un par de puntos a pasar con cuidado, uno pasando sobre un tronco y otro rodea una roca, pero sin más problema que ese cuidado que siempre debemos llevar. Las caballerías deberían necesitar poco espacio para caminar porque el sendero es estrecho, pero llevadero, disfrutando del paisaje, pero con precaución.

Dejamos algún desvío más y llegamos, finalmente, a la Olla de Estiviellas. Allí, junto al torrente, la roca es un trono para disfrutar del paisaje: Moleta, Collarada… hasta el Midi.


El barranco de Estiviellas no plantea ningún problema para superarlo en verano. Suponemos que en otras estaciones será diferente. Seguimos la señal que nos dirige al punto de salida, ignorando otros desvíos que dejaremos para una nueva ocasión. Veremos más estructuras realizadas para evitar aludes e iremos bajando de forma continua, a base de zig-zag, que hacen muy cómodo el paseo.

Cruzaremos espesos bosques, pasaremos junto a los restos de un vivero, ignoraremos señales que nos proponen otros destinos y llegaremos a Canfranc, finalmente. Depende mucho del furor fotográfico de la persona que haga la excursión poder fijar un horario, pero estará entre las tres y cuatro horas en total. A esto habrá que añadir el almuerzo, claro. Al final, me parece, todo el mundo contento con este paseo a la Olla de Estiviellas, en Canfranc.
