
El Diario de Huesca, en su edición del 5 septiembre 1929, alertaba de «El peligro de las armas. Un navatero muerto». El titular venía a cuento porque al navatero Ramón Ballarín, mientras conducía madera por el río Isábena, se le disparó la escopeta que llevaba, falleciendo de la herida que se produjo en el vientre. Tenía 26 años, era natural de Esplús y vecino de Roda. El transporte de madera por el Isábena está documentado y pudo realizarse hasta la construcción de la presa de Barasona en el río Ésera del que era afluente. Esta obra hidráulica se realizó entre 1929 y 1932.
