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Puente junto a San Nicolás en 1989, con mis padres como improvisados protagonistas. Creo que la hizo mi sobrino Sergio |
Repasando una serie de diapositivas que hice a finales de la década de los 80, he encontrado estas de San Nicolás de Bujaruelo. Corresponden a un viaje que hice con mis padres para ver a su nieto y mi sobrino Sergio, de campamento con el grupo de boys scouts madrileños al que pertenecía. Viendo el estado actual de la ermita, cabe pensar que se llegó tarde, pero así es esta tierra.
El viaje me sirvió para dar contenido a uno de los programas de verano que hacía en 1990 en Radio Huesca con excursiones por la provincia. En este aspecto excursionista he cambiado poco, solamente en el soporte. Incluyo el texto íntegro que redacté porque así escribía yo en ese momento, sin repasar los textos, con la prisa típica de la radio… El acceso al lugar, ahora, es más cómodo que en ese tiempo.
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Ábside de San Nicolás en 1989. Las cubiertas ya no existen |
En San Nicolás, una agradable pradera servirá para el descanso. Una línea de alta tensión, no obstante, nos devolverá la realidad del siglo XX. Lucien Briet escribía en el año 1.911 que el camino de la garganta de Bujaruelo “es de herradura y muy poco cuidado, más su aspecto alegre y romántico es bastante pronunciado para dar al olvido todos sus defectos». No dista mucho el estado actual del que entonces ofrecía: no obstante, el destino final bien vale un ligero sufrimiento.
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Interior de la ermita de San Nicolás en 1989 |
De Bujaruelo como paso a Francia en el medievo queda constancia en el trabajo de Anchel Conte “El desarrollo comercial y mercantil de l’Aínsa durante la Edad Media», publicado en El Ríbagorzano; en un mapa, figuran Hospital y Puerto de Bujaruelo como refugio y paso a Francia para los comerciantes ainsetanos del Medievo. Una imagen de cómo era Bujaruelo, tanto literaria como gráfica, se puede encontrar en el libro de Lucien Briet, «Bellezas del Altoaragón». Otros autores, viajeros del Pirineo, han pasado por Bujaruelo y han descrito el paraje con mayor o menor agrado.
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Puerta en el interior de la ermita en 1989 |
De todo lo destacable de Bujaruelo, se llevaba la peor parte en estas descripciones el Mesón. Algo que no ocurre ahora, dado que el servicio que presta es destacable por lo positivo. En el pasado verano tuvimos la oportunidad de degustar en sus instalaciones un excelente plato de judías blancas, que hace olvidar el mal trago del camino de acceso desde Torla. Quede dicho». Han pasado muchos años, pero recuerdo esas judías blancas como algo muy bueno. Habrá que volver para ver si se mantiene la oferta gastronónica.