«El tren tenía que salir… y salía»

La máquina exploradora era uno de los equipamientos con que contaba la estación de Canfranc para ser totalmente operativa en tiempos invernales. Estaba preparada para abrir las vías al tráfico cuando estaban cubiertas por la nieve, además de observar y solucionar cualquier problema que surgiera en el recorrido para garantizar el tráfico.

Comenzaba habitualmente el 15 de diciembre y permanecía hasta febrero o marzo, según iba el invierno. Así lo explicaba Consuelo Guirado, trabajador de Renfe y Adif en el libro «Ni contigo ni sin ti. Siglo y medio de ferrocarril en Huesca». Había que garantizar la salida del primer tren desde Canfranc por la mañana.

Además de la nieve, había que quitar los carámbanos de hielo en los túneles porque eran un peligro. «Era un trabajo muy penoso», pero improvisaron un arco metálico con la curvatura de los túneles y las dimensiones precisas para ir cortándolos conforme avanzaba por estos pasos. «De Jaca a Canfranc es otro mundo».

La nieve no era peligrosa, apunta Guirado, «pero el hielo sí. El tren no descarrila por la nieve, pero puede hacerlo por el hielo. En algún manantial que emergía por el interior de un túnel había que echar mano del pico para romper el hielo porque es peligroso».

Este trabajador de Renfe y Adif trabajó con máquinas específicas para la exploración de la vía. En los tiempos de la fotografía que acompaña a esta entrada una locomotora era equipada con una cuña y cumplía esta función. En esta imagen parece que hay dos locomotoras. Pero el trabajo era el mismo. Lo afirmaba de manera contundente en el libro citado: «el tren tenía que salir… y salía».

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