«Calor, danzantes y tómbolas». Asó tiitulaba El Diario de Huesca un breve comentario que incluía en la primera página de su edición del 1 de agosto de 1933. De lo leído se desprende que básicamente, nuestros mayores hacían algo parecido a lo que hacemos nosotros actualmente, aunque haya elementos diferentes: «los veladores, atestados, y las calles y el campo». En casa no quedaba nadie porque era donde más calor hacía.
El sábado hubo verbena en la piscina y «ni una silla sin ocupar», se escribe en el diario. «Es una verbena que ha arraigado de lleno». El Parque albergón un concierto de la Banda, que en aquelllos años era la militar. Hubo una tómbola y los danzantes ensayaron «como si no se enterasen del tiempo que hace, a juzgar por su actividad, entusiamos y resistencia para ensayar». Estábamos cerca de San Lorenzo.
¿Y el tiempo?: «al calor no le hacen falta más aspavientos ni nuevos adjetivos». El viernes y el sabado habían sido días muy calurosos y el domingo, fecha de redacción de la nota, siguió la tendencia.