La modernidad llegó a la línea Huesca – Jaca con el TAF

Taf-Zaragoza-Canfranc
Automotor de la línea Zaragoza – Canfranc en la estación de Tardienta. Fototeca Diputación Provincial de Huesca. Foto: Darvi

La línea de ferrocarril Huesca-Jaca, con más de 125 años de actividad, no ha destacado por la modernidad del material que circulaba por su serpenteante trazado. Pero hubo un  momento en que eso no fue así. A mediados de los años 50 del siglo pasado, viajó entre Zaragoza y Canfranc –pasando por Huesca durante los tres años que circuló- la novedad del momento: el TAF (Tren Automotor FIAT).
Preparando el libro sobre el ferrocarril entre Huesca y Tardienta, Alfonso Marco lo comentaba. Este historiador del ferrocarril lo confirmó en su libro posterior: «El Canfranc. Historia de un tren de leyenda» (2017).
Marco explicaba que, «efectivamente, para la investigación de mi libro sobre Canfranc ya vi que se puede afirmar que el TAF circuló entre 1954 y 1956, siendo sustituido en el 56 por la 3ª subserie de automotores Renault, que se estrenaron ese año en la Renfe. Eran similares en prestaciones y, aún más, ofrecían minibar».
Hubo dos subseries, entre 1952 y 1954, y una tercera, de un solo vehículo, sin aire acondicionado. Estos 10 trenes fueron llamados unidades y se destinaron en su estreno para relaciones de frontera: Barcelona-Cerbère, Zaragoza-Canfranc o Miranda-Bilbao (para dar enlace al Talgo Madrid-Hendaya) entre otros pocos. En la página 73 del libro «Ni contigo ni sin ti. Siglo y medio del ferrocarril en Huesca» (2015) figura la fotografía de un TAF en Tardienta que acompaña esta entrada.
Posteriormente, su campo de acción se amplió. «En 1954 se puso en servicio el TAF Barcelona-Bilbao/Irún y el Valencia-Bilbao/Irún, cada uno con trenes TAF de tres vehículos segregables. En Zaragoza maniobraban de tal manera que dos coches de Barcelona y uno de Valencia continuaban a Bilbao y un coche de Barcelona y dos de Valencia lo hacían a Irún. Con la creación de este servicio se creó también el TAF de Canfranc (vía Huesca) que daba enlace inmediato a estos servicios de largo recorrido». Aquí hemos encontrado la referencia oscense en el mundo del TAF.
Alfonso Marco recordaba que «este servicio a Canfranc se enmarcaba en la voluntad expresada por Renfe y el Gobierno español desde 1953 –hay un NO-DO sobre ello-, de mejorar los servicios de Canfranc en el centenario del origen remoto de este ferrocarril». El Manifiesto de los Aragoneses a la Nación Española, que fue la primera reivindicación de un ferrocarril internacional por nuestra tierra, se presentó en 1853.
Pronto empezaron los cambios. «Sólo dos años después el TAF –y los servicios encomendados a estas «unidades»- fue sustituido por los también nuevos (entregados en el 56) automotores, pasando los primeros a servicios de mayores distancias homologables al resto de trenes de sus condiciones. Estos nuevos automotores estaban pintados de plata con filetes verdes al igual que los TAF y comercialmente eran denominados igual: rápido automotor con suplemento, con los mismos tiempos de viaje y con la prestación añadida de un mini bar a bordo».
La propia Renfe lo consideraba un servicio equiparable al TAF, «razón por la que, añadida a las anteriores, entre la gente de la línea mantuvo esa continuidad al referirse al tren». Se hablaba del TAF, pero ya no era ese tren el que circulaba por nuestra línea.
Pero en esta tierra las dichas no duran demasiado tiempo, así que  «en unos 10 años más o menos, aun manteniéndose los tiempos, el servicio de élite fue rebajando su calidad al mezclarse los automotores nuevos con los viejos y perder el bar». Luego, como ya conocemos todos personalmente, la cosa fue como siempre, material rodante viejo para una línea poco utilizada.
Esta y toda la información sobre los trenes del ferrocarril internacional se pueden leer en el citado libro de Alfonso Marco «El Canfranc. Historia de un tren de leyenda». Imprescindible.

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