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Llegamos a Cires
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Cires es una localidad que pertenece al municipio de Bonansa, aunque el acceso rodado se realiza desde Pont de Suert. Así que deberemos situarnos en la carretera N-123, de Lérida al Valle de Arán por Benabarre y Sopeira. Es nuestro eje norte sur de la zona oriental aragonesa. Lo mejor será preguntar en Pont, pero debemos coger un estrecho camino asfaltado que comienza junto a un barranco encauzado, en la parte occidental de esta localidad.
Se gana bastante altura en los tres kilómetros y medio que hay hasta nuestro destino de hoy. Las casas de Cirés aparecen de repente, tras superar una curva, ordenadas en un estrecho espacio alargado, con la parroquial coronando el conjunto en un plano más alto. Pascual Madoz, en su diccionario geográfico publicado a mediados del siglo XIX, explica que esta población se sitúa “en la cúspide de una peña, circunvalada de dos barrancos”. La primera imagen de Cires es curiosa
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Parroquial y viviendas en Cires |
Llega un vecino en este momento en su furgoneta y me comenta que de manera continua no vive nadie en la localidad, pero hay unos apartamentos de turismo rural y algunas de las viviendas tradicionales en perfectas condiciones de habitabilidad. Puede ser una población sin censo oficial, pero no está deshabitada. En un extremo del pueblo, al otro lado de la carretera hay un curioso conjunto de viviendas, unidas por una calle que no deja de ser un largo túnel ya que discurre bajo ellas. El pavimento es la misma roca. Los materiales son los tradicionales en esta zona ribagorzana
Adolfo Castán, en su libro “Lugares del Alto Aragón” editado por DIARIO DEL ALTOARAGÓN en 1008, explica que la iglesia de Cires, dedicada a San Cristóbal, es obra del siglo XII, reformada en el XVIII y restaurada en los primeros años de la presente centuria. Sobre la puerta de acceso se conserva un crismón muy desdibujado. El templo es de una nave, con capillas laterales levantadas en la citada reforma, y una torre de planta cuadrada a los pies del templo.
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Curioso paso bajo varias viviendas |
Mi intención era visitar Espolla y Gabarret, dos aldeas de este municipio próximas a Cires. Al ver un cartel indicador de un sendero de Ribagorza Románica, antes de llegar a la iglesia, a la derecha, lo tomo y empiezo un paseo que no acabará en esos dos destinos, pero que me llevará por un camino muy sugerente, otoñal en la mañana del 16 de octubre y que acabará en el paraje denominado Prat de Campo. El fallo se convirtió en acierto.
Hay robles y piedras forrados por helechos, el bosque convierte en casi túnel el viejo camino, marcado en los lados por pequeños muros de piedra, que mantiene en varios tramos su primitivo pavimento. La acción del agua ha descarnado otros. Los pájaros cantan y las hojas amarillas de los árboles caen lentamente, girando sobre ellas, tiñendo el suelo de otoño. La humedad barniza las redondas rocas y el suelo. El camino discurre casi siempre por la umbría, hasta llegar a la zona más alta.
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Por el camino de Cires a Bonansa |
Estamos en el Prat de Campo. Se trata de un amplio espacio apto para el cultivo en el que cada vecino de Cires tenía su parcela o “sort”. Desde aquí se divisan, a lo lejos, algunas viviendas de Bonansa, así como buenas vistas del Pirineo. Este sendero pertenece a la ruta que enlaza esta población con la de Pont de Suert.
A la altura de un cortafuegos, lo que era amplia pista ahora aparece cortada por grandes piedras y una profunda zanja. Aprovechamos el pétreo elemento como banco, almorzamos y emprendemos el camino de regreso. Espolla y Gabarret deberán esperar. Además, hay nubes y se ha levantado un poco de viento. Será cuestión de desandar el camino, bajar a Pont de Suert y regresar a casa. En los bosques cercanos quedan algunos buscadores de setas, incluido un grupo familiar de origen muy oriental. Por lo visto, el hongo del bosque aragonés no conoce fronteras raciales. Aunque sí existe una ordenación de su extracción, según un cartel del Ayuntamiento de Bonansa que indica en este punto a dónde hay que ir para obtener el correspondiente permiso.
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Desde Cires hacia el valle del Ribagorzana |
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Madoz hizo un gran trabajo, pero en el caso de Cires ( o Sires) se equivocó con que los barrancos desaguaban en el rio Foz. No existe tal rio Foz en la zona, el rio es el noguera ribagorzana.
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